lunes, 19 de octubre de 2009

LA LITERATURA BARROCA

EL BARROCO

El Barroco se extiende a lo largo del siglo XVII y coincide con un periodo de crisis. Las guerras, sumadas alas persecuciones religiosas y al clima de intolerancia, fueron forjando un sentimiento de pesimismo y desconfianza. Paradójicamente, en este clima de deterioro florecen en España un arte y una literatura excepcionales.

UN MUNDO DE CONTRASTES

España sufrió durante el reinado de los tres Austrias menores una importante crisis política, económica y social. Se producen tensiones entre la vida y las ideas, entre una actitud vitalista y un estricto sentimiento religioso que condena lo mundano. Hay un arte dirigido a conmover los espíritus en que frecuentemente se emplea la antítesis o contraposición como procedimiento para crear afectos y desencadenar sentimientos.

EL PENSAMIENTO BARROCO: el desengaño

La literatura Barroca refleja la situación de crisis política, económica y religiosa que se vive en la época. Pesimismo, complicación, desmesura, desconfianza en el hombre y desvaloración de todo lo terreno son características propias de la época. La crisis económica es consecuencia del elevado coste de las guerras, la mala administración y el desastroso estado de la agricultura, hizo que se agudizaran las desigualdades sociales y se extendiera cada vez más la miseria.

La idea de fugacidad de la vida da lugar a dos actitudes contrapuestas: por una parte, la exaltación de lo religioso, por otra, el afán por disfrutar de la vida.

LA LITERATURA BARROCA: conceptismo y culteranismo

La diferencia respecto a la literatura del Renacimiento radica en el enfoque de los temas y en el uso intensivo de los recursos estilísticos: el Barroco rompe con las normas renacentistas y crea una literatura artificiosa y difícil con fin de impresionar al lector.

Conceptismo: se caracteriza por la asociación ingeniosa de ideas (contenido de la obra). El resultado es un texto denso y difícil de interpretar. Representado por Quevedo.

Culteranismo: pretende lograr belleza formal. Lenguaje poético de tono elevado con recursos estilísticos. Representado por Góngora.

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